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EDITORIAL
La transportación fluvial (Alfonso Delgado González | Fax 05-2691670)

En nuestro comentario del miércoles anterior tratamos de manera general sobre la inseguridad a la que se está expuesto en el día a día.

Miércoles 29 Octubre 2008 | 20:42

Inseguridad que no solamente tiene que ver con los riesgos dados por el crecimiento delincuencial a nivel nacional, sino también por otros factores que vienen incidiendo negativamente, razón por la cual decíamos entre otras sugerencias que “se hace necesario mejorar los controles de los vehículos que circulan por tierra, mar y aire”. Y en lo referente a la transportación fluvial que tiene gran actividad en el estuario entre Bahía de Caráquez y San Vicente, en comentarios del 28 de mayo y del 3 de septiembre del presente año, hicimos hincapié en la necesidad de ejercer controles para evitar las anomalías que a diario suceden y que ponen en riesgo esa seguridad a la que se tiene derecho. El sábado 30 de agosto se viró una de las pangas que transporta pasajeros y como consecuencia de ello se esperaba que la autoridad naval actuara de inmediato estableciendo correctivos. No sucedió esto. El viernes 17 de octubre, hace 12 días, se repitió el volcamiento de una panga, antes de que ésta llegara a Bahía de Caráquez. Y todo porque los pasajeros se mueven antes de que la pequeña nave acodere al muelle, como que haciéndolo así se llega más pronto a destino, cuando lo que se provoca es el desequilibrio de la embarcación. Felizmente, en ambos accidentes no ha habido desgracias personales que lamentar. Lo que llama profundamente la atención, es que a pesar de ser ya repetitivos estos incidentes, ni la autoridad naval, ni los dirigentes de la cooperativa de transportación fluvial, no han hecho algo por tomar medidas preventivas para dar la necesaria y conveniente seguridad a los usuarios de esta transportación que incluye a niños, ancianos, minusválidos, enfermos y estudiantes, que constituye el mayor medio de movilización en el sector. No hay presencia de la fuerza naval en ninguno de los muelles. Ni en Bahía de Caráquez, ni en San Vicente. No hay anuncios preventivos para que los usuarios sepan de sus obligaciones y de las regulaciones para tener un servicio seguro y sin los riesgos a que se viene estando sometido. Nadie pone orden. No hay a quién acudir para reclamar por tantas y tantas anomalías. No se hace nada por tratar de mejorar el servicio. La incomodidad y la mojada están a la orden del día. El acceso a las pangas es dificultoso. El acoderamiento al muelle es inapropiado, ocasionando molestias en el embarque y desembarque de los pasajeros. Y del mal estado de los chalecos –que no todos se los ponen- mejor ni hablar. Se hace necesaria entonces la intervención inmediata de todos quienes tienen que ver en la prestación y en la seguridad de este servicio de transportación fluvial, porque bien se dice que es mejor prevenir que lamentar. Y tal como van las cosas, la ciudadanía y los representantes institucionales tendrán que actuar para que los responsables de este medio de transportación se sensibilicen y actúen positivamente. Todo por un mejor servicio, seguro y confortable.
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