Este "producto" ya se comercializa en Portoviejo. Gabriel Murillo, es un guayaquileño de 45 años y su trabajo consiste en comercializar gusanos de la familia Rhinchophorus Palmarum, o más conocidos como hualpas. Murrillo llegó hasta las afueras del Museo del Banco Central, con una canasta en la que había más de 30 gusanos. Quienes pasaban se llenaban de curiosidad y se acercaban a escuchar la teoría del guayaquileño. El animal, menciona Murillo, es buena para curar ciertas dolencias, y según él se venden como galletas. La mayoría de las personas que se acercaron sintieron repugnancia, sin embargo, otras se animaron a probar, uno de ellos fue Alberto Zambrano quien con curiosidad preguntaba todo acerca de estos animales. Asma, bronquitis, pulmonía, tos, cálculos renales, estreñimiento, hemorroides y más problemas pueden ser curados con el consumo de este animal, indicó. La técnica y la variedad A estos animales se los ingiere de la manera más sencilla. Primero se los lava, luego se los corta con una tijera a lo largo de su cuerpo y sin más detalles se los consume. Pero ¿cuánto es el valor de cada gusano? “si se los come aquí no tienen valor alguno, si se los lleva el valor es de 50 centavos por cada uno”, explicó Murillo. Para quienes no soportan la idea de ingerir un gusano, Murillo también comercializa un aceite, a base de estos mismos animales, el cual puede ser mezclado con cualquier bebida. Además de ello no es necesario comerlos crudo, pues “se los puede freír como chicharrón para bolones de verde, se puede hacer seco, tallarín, ceviche y hasta el delicioso chuzo”, explica. Fuente de proteínas Las orugas del Ryhnchophorus Palmarum o hualpa son consideradas como una fuente de proteínas para los indígenas amazónicos y son consideradas muy apetitosas. Además esta larva es rica en vitaminas E y A, según los estudios realizados en 1939 por el Tomas O'Niel, doctor, en Inglaterra. El aceite es utilizado para los dolores de artritis, calambres, dolores musculares, várices, jaquecas y migrañas. ¿De dónde sale? La hualpa, es la plaga más generalizada del país, vive en los troncos de las palmeras de coco y en otros materiales similares. Miden de 2,5 milímetros de largo a un milímetro de ancho, son de color blanquecino, su superficie es lisa y tienen forma cilíndrica.