"Es de alta preocupación", dijo Ortiz en la Radio Quito al señalar que el nivel de remesas no está creciendo al ritmo del pasado. Pese a ello, aseguró que el actual nivel de remesas es "bastante aceptable". El ministro recordó que en el sistema dolarizado en que se enmarca Ecuador, no se pueden controlar las causas de potenciales riesgos económicos, como la caída en los precios del petróleo o la disminución en el envío de las remesas. En abril pasado, el Banco Central informó de que las remesas que recibió Ecuador de sus ciudadanos que viven en el extranjero ascendió en 2007 a 3.087,9 millones de dólares, marcando un récord en ese rubro, y se calcula que este año asciendan a 3.100 millones de dólares. En 2006, las remesas sumaron 2.927,6 millones de dólares y en el 2005, 2.468,6 millones de dólares. El fortalecimiento del euro en detrimento del dólar favoreció la cantidad de dinero enviada, pues los ecuatorianos ganan en la moneda comunitaria, según el estudio del Banco Central. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) presentados en febrero pasado, la cifra oficial de emigrantes ecuatorianos es de 2.083.000. La emigración aumentó en Ecuador en 1999 cuando se produjo una de las peores crisis financieras del país con el cierre de algunos bancos y el paso de otros a manos del Estado. España e Italia, en Europa, y Estados Unidos, en América, han sido los principales destinos de los ecuatorianos que buscan mejores condiciones de vida en el extranjero. Ortiz recalcó hoy que a diferencia de otros países, la emigración ecuatoriana no se ha centrado solo en una nación, como Estados Unidos, sino también en España e Italia, lo cual da "cierta tranquilidad". Ello, debido a que si hubiesen crisis en ciertas naciones, las remesas no se verían afectadas al provenir de diversos lugares. Asimismo, indicó que es una ventaja para Ecuador el hecho de que la emigración mayor data de hace una década lo que, a su criterio, significa que hay mucha más cercanía entre los emigrantes y sus familiares en esta nación andina, en comparación con lo que ocurre con otros países. EFE