El presidente ecuatoriano exige a la comunidad internacional "co-responsabilidad" para que "al menos" compense la mitad de los ingresos que Ecuador percibiría si explotase ese yacimiento, que tiene reservas de "más de 900 millones de barriles". El jefe del Estado de Ecuador cree que su país debe ser compensado con 350 millones de dólares anuales, la mitad de lo que calcula que puede obtener de esas reservas durante "varias décadas". "Estamos dispuestos a renunciar a gran parte de esa cantidad de dinero y de recursos financieros tan necesarios para el desarrollo de nuestro país a cambio de evitar quemar más combustibles fósiles, de mayores afectaciones al clima mundial y de preservar esa zona de tanta diversidad", comentó. Correa aseguró que "es una iniciativa tremendamente desafiante y hermosa" y añadió que es, "probablemente", el principal proyecto de su Gobierno, en el que ha puesto "mucha esperanza y mucha fe". Agregó que se trata de una "ruptura con la política energética y con la lógica económica tradicionales" y afirmó que es hora de que "se compense la generación de valor y no sólo la generación de mercancías". A diferencia del petróleo, "un bien privado" por el que hay que pagar, Correa señaló que "el medio ambiente es un bien público", lo que permite a Europa disfrutar de la riqueza ecológica "que genera ese pulmón del plantea llamado Amazonía" sin compensar a Ecuador "absolutamente nada". Manifestó su deseo de que "tenga éxito esta iniciativa" pero afirmó que, "en caso de no tenerlo", Ecuador ser verá obligado a "explotar esas reservas para el desarrollo del país". "Los países desarrollados ya depredaron su medio ambiente, gozan de altísimos niveles de vida y nosotros todavía tenemos grandísimos problemas por resolver", señaló Correa, quien agregó que los pobres de Ecuador "contestan con toda legitimidad: ya basta, déjennos morir contaminados como los ricos. Déjennos morir ricos". Por su parte, la secretaria técnica de la iniciativa ITT, Juana Ramos, también presente en la reunión con el titular galo de Ecología, explicó que corresponde a Quito elaborar los mecanismos de financiación del proyecto. Entre las opciones que barajan figura la emisión de un bono "redimible" al pagador en caso de que Ecuador "decidiera explotar el crudo" en el futuro. "El proyecto es a perpetuidad. Si no, no tiene sentido" y ha tenido buena acogida en España, Francia, Alemania y Noruega, indicó Ramírez, quien subrayó que "excepto las compañías petroleras" no tiene "más opositores en el mundo".