Se asegura que la planta refinadora, concebida como el complejo petroquímico más grande del Pacífico sur, estará localizada en el sitio El Aromo. Procesará 300.000 barriles de crudo al día. El lugar fue escogido por las conveniencias de su ubicación geográfica y ambiental. Aunque se habla de que en julio, en un acto especial, los presidentes de Ecuador y Venezuela colocarán la primera piedra del proyecto, hasta ahora ni la comunidad de El Aromo ni las autoridades de Manta tienen un conocimiento oficial de lo que se va a hacer. Ha faltado socializar la idea. Tanto más si se considera que la refinería estará en un área frágil por su ecosistema, como es el bosque húmedo de Pacoche, una reserva natural declarada por el municipio de Manta como zona protegida. De este bosque surgen las fuentes que abastecen de agua para consumo humano a la zona rural de Manta. En él sobreviven especies endémicas en peligro de extinción. Y, siendo Manta una ciudad que crece al ritmo de la industria y el turismo, el bosque es el pulmón principal de la ciudad puerto y un elemento principal de sustento para varias comunidades campesinas asentadas en sus cercanías. Si el proyecto tendrá planes de mitigación y cumplirá normas para disminuir el impacto de las emisiones sobre el ambiente, como aseguran las autoridades de Petroecuador, es necesario que la comunidad los conozca. Incluso ellos podrían sugerir los lugares en los que las consecuencias pudieran ser menores para la naturaleza. Esto ayudará, si las cosas están bien hechas, a disipar temores. De lo contrario, sólo se logrará el rechazo, como hasta ahora, a una obra de esta envergadura.