La tercerización, defendida por muchos empresarios, lamentablemente fue mal aplicada por varios de estos, dando paso a excesos y abusos que pesaron para su abolición. Igualmente, en la decisión de los asambleístas consta la revisión de contratos colectivos del sector público para cortar privilegios que, lesionando los presupuestos de las instituciones, crean un nivel especial que se beneficia de los recursos públicos por sobre el resto de trabajadores del Estado. Se trata de evitar los excesos de una casta dorada en el plano laboral, equivalente a la famosa burocracia dorada formada por funcionarios de alto nivel que perciben sumas cuantiosas de dinero por sueldo, bonos, viajes, y una serie de prebendas que les brinda envidiables ingresos económicos. También regular las exigencias sindicales que, mediante las llamadas conquistas laborales - obtenidas con la complicidad de funcionarios por apetencias políticas y electorales - mantienen a ciertas instituciones maniatadas porque el presupuesto de las mismas no alcanza más que para satisfacer los contratos colectivos. Y en esta labor de concienciación y de limitación a los excesos laborales habrá que agregar el control de los abusos que hacen sindicatos y asociaciones, que por cualquier motivo dejan de trabajar, paralizando los servicios públicos como el de la salud, de las telecomunicaciones, de la dotación de agua, la recolección de basura, a pesar de estar expresamente prohibido en la Constitución actual. Igual cuando los protestantes cierran calles, carreteras o se toman edificios, sin que estos tengan ninguna relación con sus problemas. Si la intención es poner orden a los excesos, pues es la oportunidad de hacerlo. "Hay que regular las exigencias sindicales"