Varios moradores que caminaban por la playa observaron que el cadáver de una persona flotaba e inmediatamente comunicaron del hecho al retén naval y al destacamento policial. Hasta el lugar del hallazgo llegaron familiares de Jorge Alberto de la Guerra Conga y uniformados, quienes comprobaron que el cuerpo que devolvió el mar era del alumno de la unidad educativa Eugenio Espejo, de Quito. Con orden del fiscal de turno de Jipijapa, las autoridades policiales de Puerto Cayo autorizaron el traslado del cuerpo del estudiante hasta Manta para que se le realice la autopsia. Luego de la diligencia de ley, en la funeraria Santa Marianita, el cuerpo fue trasladado hasta la capital de la República para su sepultura. De la Guerra era parte de un grupo de 41 estudiantes que habían llegado a la playa, en una gira estudiantil por haber culminado el periodo escolar. Se ahogó frente a la hostería Luz de Luna, ubicada en el recinto La Boca de Puerto Cayo. Según datos obtenidos por Ángel Maigua, jefe del retén de la Marina de Puerto Cayo, el menor fallecido estaba con otros nueve compañeros, quienes lograron salir a la playa cuando se produjo la resaca. La última vez que se vio a Jorge Alberto fue cuando desesperadamente agitaba las manos como pidiendo auxilio, pero en cuestión de segundos desapareció de la superficie.