La empresa mayorista en la que fueron localizados los alimentos había llamado la atención de la Guardia de Finanzas (policía fiscal y de fronteras) debido a los bajos precios de los productos, informaron ayer medios locales. Una serie de controles llevaron a la Policía a intervenir en la sede de la compañía, donde descubrió que algunos trabajadores cambiaban las etiquetas de caducidad en las que aparecía diciembre del 2005 por otras en las que la fecha era septiembre del 2009. Los agentes, que denunciaron a la dirección de la empresa, se incautaron de filetes de atún, calamares, sepias, gambas y pulpo congelado, por un total de casi 18 toneladas y un valor de 157.000 euros. (242 mil dólares).