El caso de Lydia Gouardo ha vuelto a la actualidad a propósito del incesto y encierro de Elisabeth Fritzl en Amstetten (Austria), que se dio a conocer el domingo.
"Ella sufrió más que yo", dijo la víctima francesa en una entrevista publicada hoy por "Le Parisien".
Gouardo sufrió torturas y violaciones tanto por parte de su padre como de su madrastra, hasta la muerte de aquél, en 1999.
La mujer no fue encerrada por su progenitor, como en el caso de Fritzl, aunque le impedía salir del domicilio situado en Coulommes.
Contó que todo empezó cuando su madrastra la sumergió en una bañera cuando tenía nueve años, y que después su padre la violaba "tres veces al día", a menudo en presencia de la cónyuge, la quemaba con ácido clorhídrico e incluso le llegó a coser su sexo para que no pudiera tener relaciones con otras personas.
Pese a las numerosas veces que relató los crímenes sufridos, Gouardo denuncia que ni el personal del hospital al que a veces había acudido con su padre, ni los vecinos que oían los gritos, ni la policía alertada por estos últimos, la ayudaron.