Y si a esto se suma el desarrollo masivo que se está generando para producir carburantes de origen vegetal como una alternativa energética, lo que agravaría esta carestía y en la práctica facturaría como funesta consecuencia y en mayor grado a países subdesarrollados como el nuestro, enormes problemas y predecibles desórdenes de carácter social que bien podría el gobierno desde ya implementar medidas que logren paliar y hasta aprovechar esta anunciada crisis. En efecto, existiendo en nuestro agricultor un marcado espíritu de copia, donde lo que siembra el vecino es inmediatamente aplicado por nosotros y gran parte de la población aledaña, produciendo superproducción de tal o cual producto, superando en alto grado la oferta a la demanda; y por ende, la lógica baja de precios de lo cosechado, sin incentivos que estimulen la producción, con un mecanismo de comercialización sólo proclive para obtener pingues ganancias al intermediario, es el Estado el que debe darle un giro de 180 grados al manejo de la política agropecuaria. El Banco Nacional de Fomento tiene que dar paso a un nuevo ente que liberado del costo de una burocracia improductiva cuya supervivencia es trasladada al presupuesto señalado para el sector agropecuario, o liberarlo por completo de este sobreprecio social, motivando que se reactiven departamentos que orienten al productor a diversificar las siembras, focalizando a que la obtención de tal o cual producto se dé, en cantidades equitativas para garantizar una racional demanda y que sea un justo equilibrio tanto para su adquisición en precios razonables, como la utilidad a obtener del agricultor como un justo estimulo a su trabajo e inversión. Cuidado al Ecuador llega la fiebre de utilizar la tierra para la producción en gran escala de biocombustibles con productos agrícolas, priorizando esta alternativa de desarrollo, pero desabasteciendo a la población de los alimentos necesarios para su subsistencia, práctica que desde ya se la ha calificado de éticamente inaceptable, con graves consecuencias inclusive para la estabilidad política de los gobiernos. Desde ya, el Estado debe promover la eliminación de las barreras fitosanitarias que como argumentos exhiben países vecinos como Venezuela y Colombia para no dar paso al ingreso de productos de origen ecuatoriano. Está generada una nueva ilusión.