Considerado el quinto humedal del país de acuerdo a la Declaración Ramsar, acoge a los habitantes de las comunidades de San Antonio, La Sabana, Larrea y La Segua, algunos de los cuales se han integrado en una asociación de guías nativos. Pero no tienen apoyo. Convenio en papeles El año pasado el Consejo Provincial de Manabí y el Ministerio de Turismo firmaron un convenio para protegerlo, pero eso quedó en papeles. Apoyo japonés Aquiles Bravo, morador de La Segua, dijo que esperan que el Ministerio del Ambiente desarrolle políticas para proteger el humedal, donde esperan ejecutar un proyecto de recuperación y promoción, con apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, JICA, que está en la embajada pero aún no tienen respuesta. Bravo acepta que la comunidad tiene parte de culpa en la falta de protección, porque utiliza químicos en la siembra y permite la pesca deportiva, pero es el ministerio del Ambiente el que debe regular. Johana Moreira, líder de biodiversidad del Ministerio del Ambiente, dijo que la JICA financiará el proyecto de conservación y promoción del humedal siempre y cuando las cuatro comunidades se comprometan a colaborar con la mano de obra y otras actividades, tales como: reforestación de las colinas adyacentes, construcción de torres y albergues comunitarios, fortalecimiento de guías turísticos y capacitación en las comunidades sobre cuidado ambiental. La zona del humedal tiene 53 propietarios, se indicó. Allí se realiza anualmente el festival del chame, pescado de agua dulce que se produce en cantidades.