Con el paso de los años esta aspiración fue envuelta por un velo de silencio, pero no murió jamás. Por eso cuando pisó Montecristi entendió que estaba soñando despierto y que la autonomía se hallaba más cerca que nunca. Como él miles de manabitas no se cansaron de gritar. Delegaciones de todos los cantones se concentraron desde las 09h00 de ayer en Montecristi. La entrega a la Asamblea Constituyente de la Propuesta de Manabí concertó el interés de todos. El pedido unánime de que la sede del Congreso Nacional se quede en Manabí se hizo evidente en pancartas y en consignas de los participantes. Desde las 06h00 alrededor de 80 policías empezaron un intenso operativo para evitar el caos y el congestionamiento en las vías. Hacia las 10h00 las delegaciones empezaron a organizarse. Buses del norte y del sur se concentraron en la Y de Montecristi y de allí marcharon hasta la plaza cívica. Antes de esa hora se proyectaba un día sin sol, pero minutos más tarde el astro rey se hizo presente con fuerza. Una hora después las delegaciones estuvieron listas para marchar desde la Y de Montecristi. Agustín Vinces vino de Jaramijó. Compró cuatro botellas de agua que consumió en una hora. Pero ni la sed ni el cansancio impidieron que la caravana de gente llegara hasta su destino. De este cantón alrededor de veinte jóvenes acompañaron el recorrido al compás de varios instrumentos musicales. Unión En la subida a la plaza cívica algunos cánticos conmovieron a los asistentes. Marisol Peñaherrera, que vino de Paján, lloró cuando escuchó el pasillo a Manabí. Su hijo, Marcos, que la acompañó en el trayecto pensó que ella se sentía mal. “Es que parece imposible que hoy estemos más unidos que nunca”, decía. A cada paso los pedidos empezaban a tener más fervor. La figura del actor Washington Moreira disfrazado de Eloy Alfaro animó a los menos entusiastas. La fiesta empezaba y parecía no finalizar.