Con una terrible pena e impotencia por no poder prestar mi ayuda personal, te escribo para manifestarte lo mucho que me duele ver parte de nuestros queridos compatriotas sufriendo los estragos de este terrible desastre natural.
Quiero que sepas que no hay defensa para los desastres naturales, no importa cuánto estés preparado, aunque la precaución minimiza pérdidas humanas, estos desastres naturales son un infortunio para la humanidad y casi imposible de predecirlos con certeza.
Siempre hay un lado bueno de las cosas y este desastre parece haber unido a una gran mayoría de ecuatorianos entre los que te encuentras, que en solidaridad y amor por sus semejantes en desgracia, prestan su ayuda voluntaria para ayudar a mitigar tanto infortunio.
Mil gracias a ti, a los miles de voluntarios y a todos los países y ciudades hermanas por haber mandado ayuda en este tiempo de tragedia, esto demuestra que cuando los liderazgos tanto gubernamentales, como de información, se unen en beneficio de una causa justa y humanitaria, hay esperanza para que este país nuestro se arrumbe por un camino en donde la cordialidad, el buen entendimiento y la gentileza, pueda ser una constante para el beneficio de todos.
Como es de suponer, esta primera etapa pasará, las aguas bajarán, ciertas familias volverán a sus casas y tal vez emprenderán nuevamente sus quehaceres en el agro, pero la herida sentimental y las pérdidas materiales y humanas, dejarán heridas profundas difíciles de cicatrizar, es posible que perdamos a muchos que hacen fácil y barata nuestra alimentación; también perderemos por salud a muchos trabajadores campesinos y a otros que vendrán a vivir en las zonas pobres de alto índice delictivo, aledañas a las ciudades, con el fin de conseguir un empleo menos duro y mejor remunerado que el que reciben en el sector agrícola, aumentando la carga social a los municipios. Esto, mi querido amigo, se debe prevenir para que no suceda. Los cuidados médicos que ahora se están dando, tienen que continuar, como también, implementar incentivos económicos con préstamos sin intereses, para aquellos que vuelvan a sus tareas agrícolas.
Como nuestro país es esencialmente agrícola y es el sector que mayor empleo genera, debe ser política del estado ver por su bienestar y permanencia. Deben crearse unidades móviles de salud, incrementar y modernizar la policía rural, la creación de un departamento moderno y móvil para la justicia campesina, instaurar la educación vía internet, crear políticas crediticias que estén acorde con lo que el campesino pequeño produce. Olvidemos la alcahuetería de las vías de verano y construyamos vías que duren por varios años.
Estas son mis sugerencias mi querido amigo, para que las lleves a la Asamblea a ver si tienes suerte y te den bola, después que la Asamblea ha recibido tanto mandato, especialmente de los que más tienen, de los que más han mangoneado para beneficio propio del erario nacional.
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