El vídeo es una metáfora de la amenaza y la indiferencia con que habitantes y gobiernos asisten a la tragedia con la impavidez de una maldición que se cree que no nos va a tocar, pero que ya está entre nosotros. Este trabajo de 33 minutos de duración, filmado en el Chimborazo en el mes de octubre de este año, no intenta ser un documento científico sobre los efectos del calentamiento de la Tierra en las nieves eternas, sino, en su lugar, plantea ser un testimonio emocional de quienes ven cómo con los hielos de la gran montaña, también se alejan las esperanzas de una vida mejor para el presente y el futuro. El documental fue realizado por “La Imagen Libre", bajo la producción de Montserrat Hernández, Peter F. Goldmark y la Fundación Alausí. La trama de la cinta El filme "Chimborazo se deslíe", dirigido por Montserrat Hernández, aborda los efectos del calentamiento global en el gran nevado, centro de irradiación de una cultura e imaginarios andinos. La autora que reside en los Estados Unidos, pretende dar una voz de alarma sobre la amenaza que se cierne sobre su terruño. El Chimborazo es descrito como un cosmos integral de agricultores pastores, costumbres y naturaleza, condenados a su desaparición, por causa del flagelo que provoca este fenómeno ambiental que está desterrando a la gente y culturas más frágiles del planeta. Los glaciares de uno de los nevados más altos del mundo se reducen uno 25 metros por año, provocando casi la desaparición de la flora y fauna silvestres. Ahora la nieve que lo cubre es un fantasma que se deshace con el viento, la lluvia o el sol, sus minas de hielo milenario se exponen a desaparecer fundidos por el calentamiento global que aumenta sin parar. El estilo minimalista elegido por la directora del documental, focaliza el problema sólo en el Chimborazo, siguiendo la jornada de Baltasar Ushca, el último hielero, buscando asi conmover y alertar al espectador para unir voces y detener el calentamiento, que “sólo se entiende cuando se vuelve amenaza personal”.