Por eso es justo advertir ahora, cuando se encuentran o deberían encontrarse, en proceso de ejecución varios proyectos de magnitud, que la ciudadanía manabita se mantiene alerta y que no permitirá el olvido irresponsable. Ya es evidente que se ha producido una paralización del proceso de reconstrucción de los tramos viales entre Flavio Alfaro y Rocafuerte, que se encuentran contratados y que se suponía contaba con el financiamiento suficiente. Esa paralización, entonces, es resultado de una acción que aporta a que nuestras carreteras mantengan las dificultades de circulación y reduzcan la competitividad de las actividades productivas de Manabí. Parecida es la situación de los proyectos hídricos, el puente Bahía-San Vicente y del Proyecto Jaramijó. Nunca faltan razones a exhibir, sobre todo cuando hay buena voluntad por parte del Presidente de la República, quien anunció e impulsó los proyectos, que se demoran y hasta paralizan cuando se debe iniciar o se han iniciado en la fase operativa de los mismos. Podría pensarse que hay intereses que se oponen. Las vías expeditas incrementan el flujo turístico que sin ellas se direcciona a otras realidades; sin el puente la movilización de la abundante producción camaronera mantiene los altos precios; el proyecto Jaramijó compite directamente con igual proyecto situado en Santa Elena. Hilando fino, es posible que los obstáculos no solamente estén sirviendo los objetivos de otras provincias y de otros círculos económicos, sino que con menos lealtad aún, intenten evitar que el Gobierno obtenga el crédito de la ejecución de las obras que significarán un cambio histórico en la economía de Manabí. Está demostrado que con voluntad es posible cumplir las metas fijadas: Ciudad Alfaro está apta para recibir a la Asamblea Constituyente. Ojalá la misma historia se pudiera contar sobre los proyectos manabitas que hemos señalado arriba.