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LAS DIFERENCIAS, NICANOR
¡Ah, el namoreteo del amor!

Nicanor es namoradizo, senamora así no más de todo. Está bien que senamore de las muchachotas que hay en el pueblo.

Viernes 16 Noviembre 2007 | 21:03

Son buenásimas, lindotásimas, inteligentásimas, ricochotásimas y otras ásimas como fidelísimas… Pero, no; Nicanor senamora de ellas, sí, pero también de todo. Que vio un auto último modelo, zas, senamoró. Que vio una postal de la catedral catalana de Barcelona, zis, senamoró. Que oyó un reggaetón bien traketeado, zes, senamoró. Que sintió la fresca brisa de la mar, zum, senamoró. Que vio pasar un burro yegüero, zoc, senamoró. Namoradizo que es el Nicanor. Y así como él, montón. Tan namoráus del amor. Y el dato, Patato, es no namorarse del amor sino namorarse de alguien en particular. O, bueno, en fiscal o municipal. Pero de alguien. Alguien que también lo ame a uno, no a dos y a tres porque no hay cama para tanta gente, Vicente. Debe ser alguien que nos comprenda o, por lo menos nos acepte incluso en la locura, Samura, que nos ayude y deje que le ayudemos, que nos guíe y acepte que seamos su guía, que nos tenga como su apoyo y comparta con nosotros la presa de pollo. Digo, namoretearse así no más como el pisloy, Eloy, es mala nota, Carlota. Pero si ponemos empeño, Parreño, y buscamos a ese alguien que nos de luz a la vida, Armida, indentonces tuititito será más bacaneado que antes de allí pa’lante, y podremos apreciar más mijor lo bueno kes el amor, Nicanor.
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