“El tren de los momentos” ha pasado, desde su inicio en enero, por Chile, México, Nicaragua, España y Argentina. A pesar de la euforia y demanda del público por ver al cantante español, tres de sus conciertos han tenido que ser postergados. En Caracas, el gobierno venezolano prohibió el concierto del 1 de noviembre, debido a las críticas realizadas por el artista al presidente Hugo Chávez, dicha presentación está prevista para febrero. En Cali, una afección respiratoria de Sanz retrasó una presentación que finalmente se cumplió el 7 de noviembre y en Managua, una tormenta postergó el show el octubre por unos días, pero cantó. Finalmente, contra viento y marea el cantante ha cumplido y dejado satisfechos a sus seguidores en Latinoamérica, y Ecuador no será la excepción con el recital que ofrecerá mañana en el estadio Olímpico Atahualpa de Quito. La mentalidad de Sanz Para Alejandro Sanz, mantener vivo el “duende” flamenco es tan importante como experimentar con el hip hop, el pop o el son. Ha cambiado de piel sin perder su esencia y se reinventa como letrista y compositor en cada álbum. El disco que esta gira promueve fue grabado en el 2006. Sanz llegó al Coraje Estudio, en su casa de Miami, frente al mar, con todas las ideas en claro, pero sin nada escrito. Allí nació gran parte del disco, que acabó de hacerse en México, Bahamas y Madrid. Sanz grabó “El tren de los momentos” con amigos: Antonio Carmona (cantaor), Shakira, Calle 13 y Álex González (Maná). La colaboración más emotiva es la de su hija, Manuela, de 5 años. Ella grabó el violín en “Se molestan”. Sanz busca auto-superarse en cada producción. En este disco ha pasado por un proceso distinto a los nueve anteriores, desde la concepción hasta la producción. Aquí, Alejandro Sanz trabajó como su mentor, productor, sonidista y arreglista, con el músico y productor cubano Lulo Pérez y el ingeniero de sonido Thom Russo (hizo la mezcla) siempre a mano.