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ROCAFUERTE
Violenta muerte de niño de seis años tras ser atropellado por un volquete

La alegría y la felicidad que el pequeño Gabriel Antonio Delgado Calderón generaba entre sus padres y familiares, se convirtió en lágrimas y dolor el martes, cuando fue atropellado por un volquete, que le arrancó la vida de forma violenta. Ayer, el cuerpo inerte de Gabriel, dentro de un pequeño féretro blanco, era contemplado con una infantil tristeza por sus compañeros de la escuela donde estudiaba, en Rocafuerte. Muy cerca, el llanto inconsolable de sus hermanas, padres y familiares invadía y llenaba de dolor la humilde vivienda del sitio El Guabital. Está nueva página trágica comenzó a escribirse a las 19h00 del martes. Gabriel Antonio y su hermana mayor, Mariela, paseaban en una bicicleta por la vía a Portoviejo, cerca del paso lateral de ingreso a Rocafuerte. La oscura sombra de un volquete estacionado ni siquiera les hizo predecir que la muerte y la tragedia les estaba acechando. Pasaron cerca al automotor, confiados en que el paseo no iba a ser interrumpido, pese a las recomendaciones de los padres de tener cuidado con los carros. Fue cuestión de segundos. El conductor del volquete encendió el motor y lo puso en marcha sin percatarse de la presencia de la joven y del niño, quienes fueron embestidos y lanzados hacia el asfalto. “Yo quedé bajo la volqueta y mi hermano salió volando”, narró con lágrimas Mariela Delgado, quien alcanzó a salir de debajo en el preciso momento en que el conductor retomaba la marcha, esta vez para darse a la fuga sin ni siquiera darse cuenta lo que había hecho. De no haber salido a tiempo, las llantas del volquete habrían aplastado a la joven. El golpe en lado derecho del rostro y la cabeza del pequeño truncó su existencia. Las lesiones fueron fatales y no se pudo hacer nada, pese a que fue trasladado al hospital de Portoviejo. Aunque la hermana del niño resultó ilesa físicamente, la herida y el dolor de la escena no se le borrarán jamás, como lo demostró con su inconsolable llanto mientras el cuerpo del pequeño recibía velación. Gabriel Antonio Delgado fue sepultado ayer en el cementerio de Rocafuerte. Momentos antes sus compañeros y profesores le rindieron una última despedida en la misma escuela donde compartieron risas y alegrías.

Jueves 08 Noviembre 2007 | 21:28

La alegría y la felicidad que el pequeño Gabriel Antonio Delgado Calderón generaba entre sus padres y familiares, se convirtió en lágrimas y dolor el martes, cuando fue atropellado por un volquete, que le arrancó la vida de forma violenta. Ayer, el cuerpo inerte de Gabriel, dentro de un pequeño féretro blanco, era contemplado con una infantil tristeza por sus compañeros de la escuela donde estudiaba, en Rocafuerte. Muy cerca, el llanto inconsolable de sus hermanas, padres y familiares invadía y llenaba de dolor la humilde vivienda del sitio El Guabital. Está nueva página trágica comenzó a escribirse a las 19h00 del martes. Gabriel Antonio y su hermana mayor, Mariela, paseaban en una bicicleta por la vía a Portoviejo, cerca del paso lateral de ingreso a Rocafuerte. La oscura sombra de un volquete estacionado ni siquiera les hizo predecir que la muerte y la tragedia les estaba acechando. Pasaron cerca al automotor, confiados en que el paseo no iba a ser interrumpido, pese a las recomendaciones de los padres de tener cuidado con los carros. Fue cuestión de segundos. El conductor del volquete encendió el motor y lo puso en marcha sin percatarse de la presencia de la joven y del niño, quienes fueron embestidos y lanzados hacia el asfalto. “Yo quedé bajo la volqueta y mi hermano salió volando”, narró con lágrimas Mariela Delgado, quien alcanzó a salir de debajo en el preciso momento en que el conductor retomaba la marcha, esta vez para darse a la fuga sin ni siquiera darse cuenta lo que había hecho. De no haber salido a tiempo, las llantas del volquete habrían aplastado a la joven. El golpe en lado derecho del rostro y la cabeza del pequeño truncó su existencia. Las lesiones fueron fatales y no se pudo hacer nada, pese a que fue trasladado al hospital de Portoviejo. Aunque la hermana del niño resultó ilesa físicamente, la herida y el dolor de la escena no se le borrarán jamás, como lo demostró con su inconsolable llanto mientras el cuerpo del pequeño recibía velación. Gabriel Antonio Delgado fue sepultado ayer en el cementerio de Rocafuerte. Momentos antes sus compañeros y profesores le rindieron una última despedida en la misma escuela donde compartieron risas y alegrías. CUMPLEAÑOS EN EL CIELO Cumplía 7 años el próximo mes de enero. Fue el último de los siete hijos (único varón) de José Delgado y Sandra Calderón. UN PUPITRE VACÍO El niño estudiaba el tercer año de educación básica en la escuela fiscal Alegría de Júpiter de Rocafuerte, donde fue despedido.
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