Ya ha pasado más de un mes, y Roberto sigue esperando los ofrecimientos. Su condición económica no ha variado; sigue viviendo en una humilde casa en la parroquia Eloy Alfaro junto a un hermano de siete años y su abuela, quien trabaja en un local soda bar para alimentarlos y pagarles los estudios. Sin embargo, durante dos semanas, Roberto no ha asistido a la escuela especial Angélica Flores, pues su abuela no tiene dinero para pagarle el transporte. La situación es muy dura, asegura Flor Delgado, tía de Roberto, quien dijo que cuando el deportista regresó de China le hicieron promesas que aún no se cumplen. No es la primera vez que Roberto, quien sufre de retardo mental, y síndrome de Down sobresale en un campeonato internacional de gimnasia, pues tiene más de 100 medallas y trofeos de torneos nacionales e internacionales. Roberto no habla mucho. A sus 19 años manifiesta que está enamorado, pero la jovencita no lo sabe. Dice que quiere mucho a su abuelita; entre palabras cortadas, dijo que desea seguir en la escuela y trabajar. En el departamento de cultura y deportes del Municipio de Manta, no saben nada sobre este tema. Indicaron que la municipalidad le podría entregar una beca de estudio, pero el otro año, aunque se conoció que un jefe policial lo llevaría a Quito para que trabaje junto a él.