Lo que se esperaba que fuera un feriado de sol y playa, pasó a ser citadino y en familia, ya que el clima estuvo frío durante estos días. Los transportistas mostraron su complacencia por la gran demanda de pasajeros que se movilizó el fin de semana. En la terminal de Portoviejo, las cooperativas tuvieron que aumentar las frecuencias para abastecer a quienes querían llegar a su lugar de destino; inclusive hasta ayer en la mañana los andenes de salida de buses interprovinciales estaban llenos de personas que buscaban un boleto de retorno. La cadena hotelera de la ciudad portovejense también estuvo repleta de turistas. Margarita Avilés, recepcionista del Hotel Emperador, dijo que todas las habitaciones estuvieron llenas durante los días de feriado. Los restaurantes y comerciantes informales también llevaron lo suyo, pues la tradición culinaria no se pierde y platos típicos siempre serán los preferidos de los visitantes que añoran su suelo. Alrededor de 300 gendarmes fueron asignados por la Comandancia de Policía para que realicen los operativos en las vías de acceso a los cantones. Harold Aguirre, jefe de Tránsito accidental, manifestó que los controles fueron positivos, aunque recalcó que se registraron 7 accidentes, por causa del alcohol e imprudencia de los conductores.