El diputado roldosista, Mario Minuche planteó se reforme la agenda y se tramite la amnistía para su líder Abdalá Bucaram. Ambas propuestas –la de González y la de Minuche- fueron sometidas, en su orden a votación nominativa, pero la única votada fue la primera. Esto dejó sin piso la pretensión de Minuche. Tras la resolución Bruno Poggi -quien durante la votación se mantuvo de pie y pegado al celular- en tono molesto, prometió insistir en la amnistía para su amigo. En ese sentido se pronunciaron Dalo Bucaram (hijo del ex Presidente) y su esposa la diputada, Gabriela Pazmiño. El presidente del Congreso; Jorge Cevallos, tras ser consultado sobre la posible discusión y aprobación de la amnistía, negó aquello, en razón de que ese punto no constaba en el Orden del Día. Minutos después el también manabita, Fernando Vinces (dignidad) expresó su voluntad de apoyar la amnistía, argumentando que su actitud más allá de afinidad con el PRE, era por razones de humanidad, y sobre todos porque Bucaram lleva diez años, en exilio. Sospechan maniobra Diego Ordóñez (UDC) atribuyó que este asunto es promovido por el gobierno para abonar al desprestigio del Legislativo y tener un motivo más para cerrarlo. “Esta es una maniobra del ministro de Gobierno, Gustavo Larrea para añadir razones y disolver el Congreso”, insistió. En las afueras del Congreso, simpatizantes del ex mandatario gritaban consignas a favor de su retorno. Ex colaboradores y amigos de Bucaram como: Víctor Hugo Sicouret, Eduardo Azar y Roberto Rodríguez, entre otros llegaron a respaldar el pedido de amnistía. Sicouret insistió en que Bucaram es “perseguido político”.