En lo que se refiere a la limpieza de las urbes, es importante destacar que en aquellas poblaciones donde sus ciudadanos sienten su responsabilidad como parte del entorno, protegen al medio de la contaminación porque saben que con ello están defendiendo su salud, la de sus familiares y la de la comunidad toda. Para lograrlo siguen rigurosamente las medidas destinadas a evitar que los desechos o desperdicios producidos por el consumo de alimentos, o la utilización de materiales diversos causen contagio en el ambiente. Y lo hacen con la mejor predisposición, porque sienten que la obligación a contribuir al orden es la mejor forma de convivencia, protegiendo su seguridad y facilitando las labores dispuestas para el bienestar colectivo. Y así es como tiene que empezar a desarrollarse la conciencia del portovejense, por que en Portoviejo la contaminación destaca en gran proporción, ya por la ausencia de una adecuada colaboración ciudadana, ya por la escasez de medios para que la recolección de basura sea cumplida con mayor solvencia. Empezar a cambiar de mentalidad para que la capital manabita deje de ser receptáculo de basurales en sus esquinas, especialmente en los barrios periféricos; al igual que para que sus partes centrales ya no muestren aquella pésima costumbre de desaprensivos ciudadanos de arrojar los desperdicios a las calles. Se dice que “ una ciudad limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia”, frases que tienen que servir de lema perenne, respaldadas con la educación sobre el tema en los tres niveles de centros educativos y repetidas en los hogares, profundizándola en la mente de todos hasta hacerla una constante social. " Una ciudad limpia no es la que más se barre sino la que menos se ensucia"