Cobarde pelafustán, revestido de insolencia grotesca y xenofóbica, que agrediste a una joven ecuatoriana, creyéndose el Dios del universo; has llenado de vergüenza a tu país, quien hoy pide disculpas al mundo por este hecho criminal punible, que lamentablemente no es un acto aislado, sino que quedó grabado en una cámara y por eso es una noticia mundial.