La crisis que ha generado la súbita expansión del coronavirus en el mundo ha obligado a repensar, también, muchos procedimientos en todos los sectores, y no solamente en Ecuador.

Por ejemplo, la declaración de estado de excepción ha facilitado al Gobierno acciones que no hubieran sido posibles en otras condiciones. La incursión en los barrios para obligar a los ciudadanos a que permanezcan en sus casas, llegando, incluso, al uso de la fuerza, no es un procedimiento habitual.

Pero hay otros en los que la respuesta oficial se ha quedado corta. La recolección de los cadáveres ha sido tan lenta que muchas familias se vieron forzadas a ubicar los cuerpos fuera de las viviendas para evitar focos de contaminación. El colapso de las casas de salud restó calidad a los ya afectados servicios sanitarios. La movilidad restringida amenaza con desabastecer los mercados y dar pie a la especulación.

Los municipios se quejan de que, aparte de estar sumidos en la misma crisis que el resto de instituciones, les han retenido fondos que bien pudieran servir para ayudar en las acciones sanitarias y humanas.

Son problemas que requieren soluciones urgentes, por lo tanto, se debe replantear ciertos protocolos.