Un ejemplo: en Manabí aparecen dos personas fallecidas por esta causa, pero hay funcionarios, como el director del hospital del IESS en Manta, que revelan una información diferente.

Los casos que se muestran en la televisión sobre personas muertas en sus casas, con problemas respiratorios y sin haber recibido un diagnóstico médico, aumentan el escepticismo en la población e inducen a pensar que los casos reales podrían ser más que los que señalan las autoridades.

Los datos que entregan los ministros en sus informes tienen como base las muestras tomadas por el Ministerio de Salud o por laboratorios particulares y que fueron procesadas por el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (Inspi). Pero también hay quienes se hacen exámenes en laboratorios privados y otros que no presentan síntomas o, si los tienen, no llegan a ser graves y, por tanto, no pueden acceder a la prueba. Muchas de esas personas se complican y mueren en sus casas, sin haber recibido un diagnóstico.

Mientras no haya un mecanismo de diagnóstico masivo o de detección efectiva de casos sospechosos, que incluya aislamiento y seguimiento, las medidas restrictivas no impedirán el aumento de afectado.