Como los romanos en la época de la esclavitud, el gobierno ofrece circo para el pueblo, como una manera de atraer las miradas de la gente hacia el otro lado, para que se olviden de los problemas de desempleo y despidos, pobreza y falta de obras básicas como agua potable y alcantarillado, no hay libertad para estudiar en las universidades, jóvenes sin ser bachilleres, altos niveles de violencia de inseguridad y de género, impunidad para los corruptos, persecución política a los líderes y luchadores sociales, en especial al movimiento indígena y social del Ecuador.
Estos gustos circenses gubernamentales sin cumplir objetivos sociales claros y concretos, trastocan una realidad diferente en nuestra provincia, en la que aún las obras de la reconstrucción y reactivación económica post terremoto como: hospitales de Pedernales, Bahía de Caráquez, Chone, Manta, siguen a la espera de que se concreten; el Plan Priza paralizado y cuestionado, con indicios de ser rescindido el contrato sin una debida fiscalización por parte de las autoridades de control, condenando a muerte el comercio y todas las actividades productivas de la capital de los manabitas; un proyecto de riego Carrizal-Chone que se pretende rehabilitar sin los fondos de la Ley de Solidaridad; los municipios, juntas parroquiales y prefectura de Manabí siguen recortados en su presupuesto y con una deuda histórica que supera los 100 millones de dólares, nos quitan y suprimen instituciones, limitando sus políticas públicas, entre otras injusticias e inequidades.
Debemos levantar nuestra voz altiva y demandar la dignidad de Manabí, es la hora de la unidad de las organizaciones sociales, gremios de profesionales, medios de comunicación, partidos políticos consecuentes con la lucha del pueblo, en ver una provincia que logre alcanzar la justicia y desarrollar una gran acción de lucha en el conjunto de los 22 cantones y 55 parroquias rurales.