El cambio debe dejar de ser retórico y tibio, como hasta ahora. El país requiere un cambio decisivo, un verdadero golpe de timón que cambie las condiciones en que se desenvuelven las empresas en el país.

Mientras se mantengan leyes rígidas e inconvenientes, la promoción que se haga de las ventajas en Ecuador, incluso a escala internacional, tendrá poco efecto pues lo que los inversionistas ven es un entorno jurídico desfavorable para el desarrollo empresarial.

Se necesitan cambios en las leyes tributarias y  laborales. El Código de Trabajo ecuatoriano tiene décadas de vigencia y ha sido sometido a algunas modificaciones formales, pero en el fondo mantiene invariable una excesiva protección al empleador en desmedro de los intereses del empresario. La reciente ley tributaria modificó algunos impuestos pero estableció otros, lo que tampoco significa mayor ventaja. También hay ordenanzas locales que deberían ser revisadas.

El Estado tiene la responsabilidad de proteger a quienes deseen invertir sus recursos en el país, de lo contrario, esas personas buscarán otros lugares, en los que las leyes representen ventaja.