En Manabí, los medios para la atención de emergencias no funcionan a plenitud, a pesar de los anuncios y la propaganda oficiales.

Por un lado,la construcción de la infraestructura hospitalaria no avanza al ritmo que se previó al inicio. Han pasado cuatro años del terremoto y todavía se sigue en espera de los hospitales de Chone, Pedernales, Manta y Bahía, aunque en algunos de ellos los trabajos están encaminados. El Hospital de Especialidades de Portoviejo, a siete años del inicio de su construcción, no ha entrado a funcionar en su totalidad.

En el mismo campo de atención hospitalaria, las casas de salud suelen estar desabastecidas de elementales insumos para la atención de casos de emergencia, lo que genera el reclamo de médicos y usuarios en forma recurrente.

Hay ambulancias que no están operativas y, al menos en el caso de Manabí, el Ministerio de Salud no cumple los estándares de dotación de estos vehículos. En varias ocasiones, personas en condición muy grave han tenido que esperar horas porque no hay suficientes ambulancias funcionando.

La construcción de unidades bomberiles que se destruyeron con el terremoto también está en espera, sometida a interminables trámites, revisiones y observaciones.

Otro sería el cantar si las autoridades locales reclamaran o, al menos, apoyaran a quienes lo hacen, para que se atienda a Manabí como debe ser.