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La intervención de CNEL

Lunes 16 Diciembre 2019 | 04:00

La eficiencia es hacer las cosas bien; la efectividad es hacer las cosas correctas.-Peter Drucker.

Inicio con esta frase mi artículo para hablar de CNEL, empresa monopólica del Estado, con grandes inversiones, con un número inmenso de  abonados;  con una gran cantidad de activos, pero lo más importante, con un listado de clientes insuperable y sin competencia, pues siendo la única empresa que vende la energía eléctrica en Ecuador, no tiene competidor alguno con quien tenga que dividir sus ventas.
Siendo así, cómo es que genera ganancias mínimas o ingresos que no alcanzan para dar un mantenimiento adecuado, o que no tenga recursos para construir obras nuevas, sino que por el contrario es parte de las grandes deudas que el país ha generado con la construcción de sus centrales hidroeléctricas.
Entonces aquí viene la pregunta: ¿Por qué no es eficiente? Y la respuesta la encontraré siempre señalando a quienes la administran y la han administrado durante tantos años, convirtiéndola en el botín de turno de políticos y oportunistas, que lo único en lo que han pensado es en cómo llevarse el dinero producto de sus ingresos.
La empresa eléctrica en la actualidad tiene mejor infraestructura física; sin embargo, en lo que se refiere a su organización administrativa y de servicios, aún deja mucho que desear, internamente funciona con tantos departamentos de asistencia y operatividad, que en la realidad no prestan un servicio adecuado y oportuno;  tratan al usuario como una molestia, pero es el cliente insatisfecho; y en la parte técnica, aprobar un proyecto eléctrico demora meses y hasta años, generando un atraso completo en la ampliación de servicios y por lo tanto en la venta de la energía que genera ingresos.
No es la primera vez que la empresa eléctrica ha sido intervenida; pero sí es una intervención que personalmente creo debía hacerse, pues no es posible que quienes la dirigen no den cuentas de su actuación o de las cifras deficitarias que mes a mes exponen; pero, ojo, ojalá como ya viene ocurriendo en otras instituciones, los interventores no resulten peor que los administradores y terminen siendo parte de lo mismo.
También debemos pensar si esta intervención no tendrá que ver con las mentadas concesiones que están siendo planeadas para el 2020; y resulte que nos den indicadores tan bajos que casi las vayan a regalar. Cuidado el cuento es otro y estemos simplemente aproximando su fin como empresa del Estado. Si bien es cierto queremos administraciones eficientes, no buscamos que el Estado las concesione o regale a precio de empresas  deficientes.
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