Alberto Fernández tiene como antecedente su cercanía a Néstor Kirchner y Cristina Fernández, cuyos gobiernos estuvieron cargados de desaciertos y acarrean una imagen de corrupción que, incluso, ha llevado a esta última ante la justicia.

Con una inflación de alrededor del 55 por ciento este año, una pobreza cercana al 40 por ciento y una caída del 3,1 por ciento en el Producto Interno Bruto, Argentina ve con esperanza el anuncio de su mandatario que, no obstante, deberá buscar los mecanismos para que la situación mejore.

Fernández tiene una marcada tendencia política de izquierda, pero en los últimos quince años la mayoría de los gobiernos de esta línea no tuvo un desempeño acertado. Exmandatarios como Rafael Correa, Lula de Silva y la misma Cristina Fernández, por citar tres nombres, han sido llamados por la justicia a explicar su vinculación en casos sonados de corrupción. Fueron señalados, también, por la vulneración de derechos y la característica totalitaria de los gobiernos.

En el caso de Argentina, Mauricio Macri no pudo superar los problemas económicos y tomó medidas que a la postre sumieron más al país en la crisis.

Es de esperar que, empapado como está de los errores de sus antecesores, Fernández encuentre el camino.