Un estudio analiza los contenidos que son más compartidos en la web y, según los resultados, en su mayoría se trata de información basura. Es decir, lo que estamos consumiendo no nos hace bien, no aporta en nada a nuestro conocimiento y cultura; se trata de comida cibernética dañina para nuestra salud, para nuestra convivencia. En países como Estados Unidos, China, España, entre otros, los gobiernos hacen esfuerzos por detectar información comprometedora o que atente contra sus ciudadanos. Sin embargo, internet es un universo de misterios. Allí se puede ver desde videos en centros de diversión que se filtran, hasta triángulos amorosos que nada interesan a extraños, pero que alimentan la decadencia de una sociedad con valores. En estos tiempos la honra de una persona depende de un clic, las viralizaciones son la moda y contra ese ejército, dispuesto a compartir voluntariamente contenido violento, pornográfico, discriminatorio, xenofóbico, es imposible luchar, más aún si  no existe una regulación por parte de las autoridades.