De acuerdo con las cifras del Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades, Conadis, de cada diez personas con discapacidad registrada en Ecuador, una es de Manabí. La mayor parte se concentra en Portoviejo, Manta y Chone.

La discapacidad física es la más numerosa, pero muchas de las obras que se ejecutan en la provincia siguen construyéndose con barreras físicas. En el caso de Portoviejo, la regeneración inconclusa de las calles céntricas representa peligro para todos, mucho más para quienes se movilizan con bastones o en sillas de ruedas. En Manta, los desniveles en las aceras son mayores y los postes en media acera impiden el paso.

Los técnicos municipales y los constructores deben trabajar con conciencia, pero también aplicando las normas establecidas. Una forma de corregir poco a poco tanto desorden es la determinación de estándares para la construcción de obras en cada sector. Que nadie construya rampas ni muros sin autorización municipal. Pero para eso también falta decisión y vigilancia.

Salir a la calle no tiene por qué ser un problema para nadie, menos para las personas con discapacidad. Las ciudades deben ir deshaciendo, poco a poco, las barreras.