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Cultura
Música, pintura y tatuajes

Sayri Tupac Lligalo ha dedicado toda su vida a la pintura. Por el arte ha viajado por Europa y Estados Unidos.

Viernes 08 Noviembre 2019 | 04:00

Recordó que  sus primeros lienzos fueron las piedras que encontraba en el camino, el piso de tierra cuando jugaba y algunos lugares que pintaba con carbón, donde trataba de contar la última historia que había escuchado de alguno de sus abuelos. 

Nació en Chibuleo, en la provincia de Tungurahua, y también se ha dedicado a  la música y hace algunos años a los tatuajes. Su familia ha estado involucrada siempre en el arte y las luchas sociales de la comunidad. 
Rememoró su niñez como una época muy apegada a sus abuelos, de quienes aprendió la cosmovisión y la forma de trabajar. “Cuando iba a la montaña me decían que todo tiene un espíritu, que nada está solo, todo tiene una pareja y esto conforma la dualidad, así fue como aprendí”, indicó Sayri, según una publicación de diario La Hora.

Su legado. A Sayri Tupac Lligalo no le enorgullecen los reconocimientos o premios. “No sé dónde estarán, los he tenido, pero eso no me hace artista, para eso hay que vivir en la tierra, pensando diferente. Ahí me llevo lo que hago con mis manos; si le gusta o no a la gente es otro tema”, confesó.
La adolescencia representó una época dura en la que tuvo varios problemas con su papá, quien no apoyaba la idea de que se dedicara al arte. “Pensaba que un artista solo estaba para tomar, que todo era bohemia”, mencionó.
Sayri tuvo que arreglarse para vivir solo en Quito por dos años antes de emprender su viaje. “Nunca dejé de dibujar, cuando me contaban una historia trataba de dibujarla enseguida; sí he tenido problemas, pero los he resuelto pintando, no le hice caso a mi papá”, adujo.
En aquel tiempo, pudo sobrevivir vendiendo unos pequeños cuadros que pintaba, haciendo collares y aretes. Pero al cumplir 19 años viajó, sólo con una mochila, a Europa.    
 
Experiencia. Sayri ha tenido varias experiencias dentro de la comunidad. En una ocasión, una persona le increpó sobre su estilo de vida y le preguntó que si tanto viaja por qué no tiene dinero. “Le pregunté que si él creía que la plata lo hace todo; me respondió que sí. Entonces le di un papel y un lápiz. ‘Dices que tienes todo con el dinero, entonces dibújame ese Carihuayrazo’, le dije. Y no lo pudo hacer”, contó entre risas. 
Un día partió a EE.UU. para realizar una exposición, luego se embarcó en una gira que lo llevó a varios estados, para finalmente quedarse por nueve años e incursionar en el tatuaje. “Este arte es más histórico, arraigado y humano; la sociedad te ha enseñado que alguien que los tenga está en bandas, pero en realidad es más auténtico. Los tatuajes están desde el inicio de la humanidad, porque querían identificarse con algo en su cuerpo, son cosas espirituales de nosotros”, afirmó.
Una de las exposiciones que más recuerda es la que realizó en una galería en el centro de Washington. Presentó 16 cuadros; apenas se inició el montaje vendió cuatro, y al final de la muestra, 12.
Por varios años, Sayri Tupac recorrió Europa, donde vivió de la música, la pintura y las artesanías. En este viaje realizó algunas exposiciones en Francia y Alemania. “Siempre he vivido de mi arte”, dijo.
Kichwa Art es como denomina al estilo de sus pinturas, la idea era plasmar las visiones e historias de sus abuelos. “Yo soy un kichwa, la cuestión de mi estilo es porque en cualquiera de mis cuadros se encuentra los siete colores del arcoíris”, destacó.
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