Actualizado hace: 937 días 1 hora 51 minutos
Isabel Vinueza García [email protected]
¿Cómo es el candidato idóneo?

Todos soñamos con candidatos perfectos, con líderes ideales; pero, ¿se ha preguntado cuál es su ideología? ¿Qué tipo de hijos está formando? ¿Por qué el sistema jamás prepara estos líderes que tanta falta le hacen al país?

Domingo 20 Octubre 2019 | 04:00

Y es burdo escuchar frases acribilladoras como aquella de “yo quiero llegar al poder para robar harta platita”. Y es una lástima ver cómo entre los servidores públicos, la gran mayoría sólo están por un sueldo o por intereses personales. Un servidor público debe ser una persona que tiene sentido común; debe tener sembrado en su mente, en su corazón y en sus entrañas que ese puesto es para servir con voluntad, con excelencia y amor a los demás, es hacerlo con eficacia, con prestancia, y no sólo cumplir su labor sino hacer mucho más que eso, cuanto más si está siendo pagado con dineros del pueblo.
En el tema de dignidades políticas, este sería el perfil de los candidatos que se necesitan: 
Trayectoria: cualquier candidato para postularse debe tener su trayectoria de trabajo social y humanitario por su comunidad, barrio, ciudad, provincia o país, de forma desinteresada por los demás, o sea sin sueldo. No nos interesan las caras bonitas ni el que habla bonito y no hace nada. Esta trayectoria no incluye la familia porque eso lo hace todo el mundo, pero el que ayuda a un desconocido es gente que trasciende y es fuera de serie. 
Solidaridad: la apuntaría como uno de los principales requisitos para todo candidato y servidor público y se refiere al sentimiento y la actitud de unidad basada en metas o intereses comunes. Se refiere a ayudar sin recibir nada a cambio, con la aplicación de lo que se considera bueno. 
Personas honestas: La honestidad implica no robar, no defraudar, no estafar. Una persona honesta actúa rectamente, sabe pagar sus deudas sin necesidad de que le estén cobrando, sabe devolver cosas que no le pertenecen, etc. 
Personas éticas: consiste en que nuestra felicidad no afecte a la felicidad de los demás y no sólo con las personas, también hay que hacerlo con los animales, con el medio ambiente y todo lo que nos rodea. Una persona honesta es en quien se puede confiar, no miente ni engaña a los demás.
Y confirmamos estos hechos en la Biblia, tal y como lo dijo Jesucristo: Por sus obras los conoceréis.
Con esta base ya podremos transparentar y poner sobre el tapete los perfiles idóneos de los candidatos y los empleados públicos que van a gobernar y a tomar la posta de aquí en adelante. Si estamos por los candidatos que tienen más billete y mienten más bonito, seguiremos con el mismo sistema corrupto, y lo que necesitamos urgente es un cambio para nuestro bello Ecuador.
 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias