"El riesgo de contagio en la RDC y los países vecinos sigue siendo muy alto, y continuamos teniendo problemas de financiación para responder", señaló al terminar la reunión del comité el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien admitió que sólo han recibido la mitad del dinero requerido.

El máximo responsable de la organización subrayó en rueda de prensa que el brote "sigue siendo complejo y peligroso, por lo que necesitamos todo el esfuerzo de nuestros socios para controlarlo y atender las necesidades de los afectados".

Tedros se mostró optimista al subrayar que el brote está limitado actualmente alrededor de la zona de Beni (provincia nororiental de Kivu Norte), uno de los focos iniciales.

Añadió que los programas de prevención han conseguido que no se declaren más casos en la capital provincial de Kivu Norte, Goma (a 350 kilómetros de Beni y sólo 20 de la frontera ruandesa), desde donde se temía que pudiera contagiarse a Ruanda.

La declaración de un caso en esa ciudad el pasado verano fue el principal motivo para declarar la emergencia internacional en julio.

El brote, iniciado en agosto de 2018, ha afectado a 3.228 personas, de las que 2.157 fallecieron, según cifras del Ministerio de Salud congoleño y la OMS.

En las últimas cuatro semanas, coincidiendo con el desarrollo de una nueva vacuna que ha sido inoculada a 230.000 personas en la zona afectada, se ha registrado una progresiva reducción en el número de casos.

Sin embargo, la organización con sede en Ginebra alertó de que el hecho de que Beni sea un área rural con localidades de difícil acceso aún dificulta la lucha contra el virus.

"Debemos tratar cada nuevo caso como si fuera el primero, ya que tiene potencial para desatar nuevos contagios", advirtió Tedros, quien también señaló que los problemas de seguridad en la zona del brote, donde actúan varios grupos insurgentes armados, dificultan el acceso de trabajadores sanitarios a los pacientes.

El médico etíope subrayó que por ahora la emergencia internacional no debe ser respondida con "innecesarias restricciones de movimientos o al comercio", y en este sentido dijo estar satisfecho de que en los últimos tres meses ningún país haya implementado medidas de este tipo contra la RDC.

El brote es el segundo más grave de la historia, tras el que tuvo lugar en África occidental en 2013-2016 y que causó más de 11.300 muertos. EFE