Actualizado hace: 931 días 7 horas 11 minutos
María Magdalena Zambrano Arteaga [email protected]
Turismo para unirnos

Con mucha tristeza he podido observar cómo el paro nacional ha reflejado una sociedad fragmentada, donde se ha acentuado más el regionalismo y la lucha de clases, cada grupo social a través de las redes sociales ha defendido sus intereses, y forma de pensar, sin embargo, son escasos los planteamientos de parte de la sociedad civil, para ayudar a consensuar propuestas de desarrollo para el bien común.

Jueves 17 Octubre 2019 | 04:00

Lo más sorprendente es ver cómo nos estereotipamos y consideramos diferentes, por un lado, existen costeños llamando a los indígenas vagos, indios y zánganos, y así también habitantes de la Sierra expresándose de los costeños como cholos, vándalos, e incluso leí en un tweet denominarlos con el síndrome de doña Florinda.    
Me pregunto: Si acaso no somos todos un mismo pueblo, ¿por qué no buscamos conocernos entre nosotros? Si estamos a tan pocas horas de distancia, ¿por qué no empatizamos con la forma de vida de otro sector? ¿Por qué somos miopes a las necesidades de otra parte de la población? 
Propongo que el turismo interno sea una actividad obligatoria en todas las entidades educativas, ya sean escuelas o colegios, para que, en vez de impulsar y organizar costosos viajes de fin de año, en su mayoría a otros países, se obligue a los alumnos viajar e interactuar con la gente de otras regiones, solo así formaremos jóvenes con capacidad de evaluar, diagnosticar, y apreciar algo diferente, pero perteneciente a un mismo terruño, porque no podemos amar lo que desconocemos.
Es indispensable que la nueva sociedad costeña visite los pueblos indígenas e interactúe con éstos, aprenda algunas palabras quichuas, use algunos de sus trajes típicos, baile sus danzas, y experimente las largas jornadas de trabajo de éstos en el campo, así mismo los indígenas también deben salir de su territorio y compartir con grupos de la costa, aprender algunos modismos, su hablado rápido, aprender su forma de trabajo y creencias sobre su desarrollo y la libre empresa.
Enfatizo, yo soy manabita pero mis mejores amigas son de la Sierra, agradezco a Dios el haberme dado la oportunidad de recorrer otro tipo de ciudades de Ecuador y compartido con gente diferente, personas la cuales influenciaron en mi desarrollo, y son quienes he llegado a amar y respetar. 
Es hora de reencontrarnos y darnos cuenta de que somos una misma familia, con algunas diferencias, busquemos en el turismo la herramienta perfecta para conocernos, identificarnos, y unirnos.
 
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