Tributos.  La primera parada de sus cenizas fue el Palacio de Bellas Artes, luego llegó a la Basílica de Guadalupe, donde se ofició una misa masiva.

Finalmente sus cenizas pasaron por el Parque de la China de la colonia (barrio) Clavería, donde vivió José José, antes de llegar al Panteón Francés, lugar en el que sus familiares le dieron el último adiós de una manera más privada. 

La mitad de las cenizas quedó en Miami junto a la viuda del cantante, la cubana Sara Salazar, y la hija de ambos, Sarita Sosa Salazar, detalló la agencia de noticias EFE.

En todas las paradas previas al cementerio en el que ahora reposa el cantante, miles de fanáticos y curiosos se apostaron y, entre sus más sonadas canciones, lo despidieron. En las manos de los fans resaltaban fotografías y carteles con partes de las letras de sus icónicos temas, como ‘El triste’. 

José Joel y Marysol Sosa, hijos del cantante, ocuparon la primera fila durante la emotiva misa en la Basílica, a la que asistieron alrededor de cinco mil personas, según cifras aportadas por el propio recinto. 

Los admiradores expresaron su agradecimiento por la oportunidad de despedirse del intérprete, entre lágrimas de dolor, pero también de alegría, al gritar consignas como “José José es de México”.