El raquitismo al que han llevado protagonistas inmersos en la política y anexo a ello la personalidad del votante, expresan claramente el desencanto de servir buscando el bien común.

¿Que ha traído como consecuencia de aquello para Manabí? Falta de procesos sociales, liderazgo, cadenas opresoras y concentración de poderes para Quito y Guayaquil, dejando a la provincia en estado de indolencia y representación, ante obras de adelanto y beneficio colectivo, que no permiten convertir a la provincia en un constante polo de desarrollo.

Manabí necesita resurgir como zona estratégica de mayor amplitud, no solo para sus ciudadanos, sino para todos los ecuatorianos.  En el periodismo manabita de hoy existe democracia y libertad para escribir, bajo diversas normas y estilos periodísticos, en sus páginas editoriales muchos columnistas en medios de comunicación dedican sus líneas en defender posturas, imagen de políticos, personajes sociales, identidades, instituciones y problemas locales, más no un desarrollo sostenido para la provincia.

Aunque pocas voces como César Delgado Otero, Walter Andrade Castro, Childerico Cevallos Caicedo, para citar, a través de sus columnas y con un estilo diferente a través de las páginas de opinión critican con soltura y una cualidad demandante romper el silencio de los manabitas para exigir y sugerir mayor liderazgo con visión futurista y obras prioritarias que se merece esta provincia. 

Por lo expuesto, lo que se pretende expresar en esta columna editorial. Que nuestros columnistas se encaucen en temas conducentes al verdadero desarrollo que necesita Manabí como provincia, un ente de progreso y bienestar, educando, concienciando a la población con un estilo y orientación diferente e incomparable, más no en esquemas que nos sobrelleven en actitudes pasivas.