La plática seguía, el tema principal era política provincial y nacional. Gerardo recuerda aquel discurso de un candidato seccional que atacaba a su adversario preguntando a la masa: “¿Dónde está…?”. Y esta respondía eufórica: “¡Huyendo por ladrón! ¡Huyendo por ladrón!”. El orador respondía: “¡No escucho!”. Y el grito se tornaba más fuerte: “¡Huyendo por ladrón!”
¡Qué épocas aquellas!, comenta Onofre. Ovidio anota: “No es mentira, la historia se repite siempre, pero con otros actores”.
El conversatorio continuaba, había café y ricas tortillas. El tema político despierta pasiones, el análisis se realiza de diferentes ópticas, el consenso difícilmente llega, pero hoy fue diferente. Los conceptos coincidían, Manabí como siempre sigue postergada. ¡¿Por qué?!, exclama Julio. Falta de liderazgo, responde Anjhelot. Yo sí creo, anota Oswaldo y recuerda la lucha de Don Lutero S., Luis Dueñas V., Don Pedro Z., de Pedro V., Enrique D., Medardo M., César A., Manuel F., Roberto R., P. Gencón, Elba G., Patricia B., etc.
La temática se torna más interesante cuando Regis habla de los actuales asambleístas. Dice que son personas inteligentes que ofrecieron y ganaron una curul por voluntad popular, dejando atrás a docenas de aspirantes, por lo tanto tienen la obligación legal y moral de trabajar a favor de su país y especialmente de Manabí como lo hacen los de Guayas, Pichincha, Azuay; pero en los nuestros no se nota el manabitismo, ni el peso numérico que deberían tener en la Asamblea para lograr los justos requerimientos de nuestra provincia. Ellos argumentan que su tarea es la de fiscalizar y legislar. Por supuesto que así es, pero ¡Legislen y fiscalicen!, pidan cuentas por los incumplimientos para con la tierra de Alfaro.
Ni la ley ni la moral les impiden accionar en bien de su terruño. Desde luego que hay asambleístas que marcan diferencia porque la mayoría actúan de manera equivocada, cuando tienen que votar se ausentan, se abstienen, se enferman, alternan o en forma furtiva sobre el mismo tema cambian de opinión.
Regis concluye diciendo: esto de los “honorables” asambleístas puede ser coincidencia, gajes de la democracia o simplemente andan... ¿equivocados o esquivos?