Con el fundador de la Villa Nueva de San Gregorio del Puerto Viejo, venían tres religiosos de la Orden de la Merced, “Ordo Beatæ Mariæ Virginis de Redemptione Captivorum”. Los  mercedarios en mención eran: Fray Dionisio de Castro, Fray Gonzalo de Vera y Fray Miguel de Santa María. Los tres religiosos acompañaron a Pacheco en nuestro territorio a pacificar la región después de la inhumana muerte del Apu coai illa (cacique principal) de Cancebi a manos del conquistador Pedro de Alvarado.

El trabajo de los mercedarios en primera instancia fue la de evangelizar a los nativos, larga y dura fue la labor catecúmena para estos religiosos. Para 1540, Fray Miguel de Santa María como Comendador de la Iglesia de la Merced de Villa Nueva, trae consigo una preciosa imagen (Óleo de la Virgen de la Merced), la mencionada obra artística fue concedida por el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico Carlos V para la Ciudad, sin embargo dicha imagen fue destruida por el fuego en el incendio de 1567. Pese al flagelo, los mercedarios que dirigieron la iglesia a fines del siglo XVI reprodujeron nuevamente otros cuadros y así consecutivamente mantuvieron un sencillo culto de devoción durante el siglo XVII.

En el siglo XVIII, la ciudad de Villa Nueva del Puerto Viejo comienza a surgir económicamente, esto por la favorable producción e industria del tabaco y pita que se manufacturaba en el valle de Jahua y de Pichota. Y en el aspecto religioso, para 1742, el culto primigenio se convierte en una advocación oficial, por aquello se permite a los mercedarios instituir en septiembre, como patrona titular del Convento de La Merced a Nuestra Señora Santa María Virgen Mercedaria del Cervellón o del Socorro. La imagen que reposa en la actual Iglesia de la Merced de Portoviejo proviene de 1742, cuando el mercedario Fray Tomás de Álava la colocó en el altar. 

Las celebraciones a través de romerías devocionales y novenarios fueron instituidos por Fray Esteban Mosquera, mercedario que fue Comendador del Convento de la Merced en la época de la Independencia. Desde allí, hasta la fecha actual, la devoción a la Virgen es claramente una muestra de que Portoviejo es una ciudad aguerrida, dispuesta a resistir los embates de una aculturación, impuesta por las elites Iluminatis y que pretenden dejar sin identidad cultural a los pueblos del mundo.