Estos dos emblemáticos nombres son de mucha trascendencia cultural en la vida de los manabitas y, por consiguiente, en la génesis y trayectoria de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, que abrazó estos ideales contribuyendo al surgimiento y fortalecimiento del arte escénico, la ética y la libertad de expresión, para justificar sus principios filosóficos y el reto social que asumió históricamente.
Hoy por la politiquería, la improvisación directiva y la falta de una elemental visión del valor del arte y la cultura, para el desarrollo de los valores y pensamientos ciudadanos, que es una de las primordiales funciones de una institución de educación superior, como otrora fue la ULEAM, el teatro “Chusig” tristemente desapareció y el grupo de teatro “La Trinchera” sufre los embates de la sinrazón, para disminuir su capacidad de servicio cultural.
A lo mejor, quienes fueron puestos ilegítimamente en la administración de la ULEAM, por quienes violaron el estado de derecho y se la tomaron por asalto, no tienen ni idea de por qué se tomó el nombre de Chusig para que el pueblo disfrute de los espectáculos culturales; ni por qué su insigne rector Medardo Mora apoyó a un grupo de jóvenes, que vinieron del glorioso colegio 5 de Junio, a inmortalizar el teatro.
Francisco Javier Eugenio de Santa Cruz y Espejo (1747) fue un patriota y escritor ecuatoriano, considerado uno de los exponentes más grandes de la ilustración americana. Su apellido adoptado proviene de la devoción cristiana. El significado de Manuel Chusig en quichua es “lechuza”.
Trinchera es un concepto que procede del italiano, permite mencionar al surco que los soldados realizan en la tierra con el objetivo de protegerse de los ataques enemigos. La guerra de trincheras alcanzó su máximo impulso durante la Primera Guerra Mundial, donde miles de personas murieron.
Con esta lección, no podemos dejar morir 37 años de riqueza artística, escénica, ni la danza, ni ninguna actividad cultural, que han llenado el gozo espiritual, tan importante en la vida de los pueblos.
Ahora nos toca a los manabitas reflexionar y reaccionar para que reviva Chusig y para no permitir que se atente contra la infraestructura y administración del mundialmente conocido Festival de Teatro de Manta, que ha dado tanto prestigio internacional sobre nuestra identidad manabita.
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