Hasta ahora, lo que el Ejecutivo ha hecho es invitar a las empresas interesadas en construir un complejo refinador de hidrocarburos en la Costa ecuatoriana a que presenten información de su capacidad técnica, económica y de su experiencia.
Lo que se debería hacer en Manabí es, una vez que las empresas hayan manifestado su interés, contactar a los posibles inversionistas y presentarles todas las ventajas que ofrece esta provincia. Una de ellas, por su puesto, es el hecho de que se cuenta ya con los estudios de la Refinería del Pacífico, además de una parte de la infraestructura física: acueducto, el terraplén y oficinas.
También se debe hacer énfasis en el hecho de que las leyes posterremoto ofrecen facilidades tributarias para quienes inviertan en esta zona.
Si la Refinería del Pacífico se convirtió en un proyecto fallido, bien puede aprovecharse parte del camino emprendido para atraer a Manabí una inversión similar, y para ello es necesario que los manabitas pongan de manifiesto la unidad de ideas y una adecuada planificación que permita contactar y exponer las ventajas de esta tierra.
Los reclamos tendrán poco eco si quienes deben tomar la decisión son los empresarios que potencialmente harán la inversión.