Actualizado hace: 935 días 5 horas 56 minutos
Ambato
Una feria que aún sobrevive

Los lunes en Ambato son particulares: se desarrolla la feria de ponchos en la parte posterior del Centro Comercial Ferroviario.

Viernes 23 Agosto 2019 | 04:00

Allí se encuentran artesanías, telas, lana para tejer, shigras, anacos, fajas y blusas, entre otras prendas. 

Llegan comerciantes de Imbabura, Chimborazo y Cotopaxi, por esto la jornada laboral inicia en la madrugada.
Algunos de los productores que llegan a la ciudad viajan cinco o seis horas para ser partícipes de la feria, que inicia a las 03h00 y se prolonga hasta las 13h00. 
Al final de una larga fila de zapatos, ropa para niños y otros locales, está un grupo de aproximadamente quince artesanos, quienes venden prendas de vestir autóctonas.
En grandes costales y maletas se empacan los ponchos, para luego ser trasladados en buses interprovinciales o en vehículos de los comerciantes.
Los precios varían dependiendo del tipo de atuendo y su tiempo de confección, pues existen ponchos elaborados a mano y también a máquina. Los productos se pueden conseguir al por mayor o por unidades con descuento, publica  diario La Hora.
 
Comerciantes. Mercedes Males llega desde Peguche (Imbabura) para exponer los ponchos y las artesanías que ella confecciona. 
Dice que se siente muy cómoda en la ciudad desde que reacomodaron la feria, ya que hace tres años dividieron los puestos para cada comerciante y les instalaron un techo que los protege del sol y la lluvia. “Llevo vendiendo quince años aquí, hace siete lo hacíamos en la vereda”, aduce.
Dieciocho dólares cuestan los ponchos hechos a mano con lana de borrego, mientras que uno elaborado a máquina cuesta quince o menos, dependiendo del tamaño.
“Trabajamos los modelos, en el telar y con nuestras manos nos demoramos más o menos seis horas por poncho”, indica.
Según Mercedes, las prendas que hace también se exportan a Estados Unidos e Inglaterra, donde son muy apreciadas. Tiene un pequeño local en su ciudad natal, donde teje los ponchos, las chalinas y otras prendas con la ayuda de su esposo.  
Con algo de nostalgia, afirma que en los últimos meses se ha registrado una disminución en las ventas y ha tenido que reducir el número de prendas que elabora. Además, explica que cada año menos comerciantes regresan a la feria.
Entre los colores de los ponchos y las shigras, se observa en su puesto de comercio a María Toapanta, oriunda de Riobamba. Ella menciona que junto con su familia se ha dedicado siempre a la confección y la venta de ropa autóctona, pero en especial de blusas y fajas. “Todos los lunes venimos a Ambato, otros días vamos a otras ciudades”, expresa. 
María llega al Ferroviario a las cuatro de la mañana para seguir acomodando su mercadería en el puesto que tiene.
Cuenta que la disminución en el expendio se da actualmente “porque cada vez hay menos personas que utilizan este tipo de prendas para vestir”. 
“Ahora los jóvenes de las comunidades indígenas se ponen camisas, pantalones, y ya no usan los ponchos o las fajas; poco a poco se ha ido perdiendo esa tradición”, indica.
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