De origen vegetal, el bejuco es una planta trepadora de tallos leñosos, flexibles y delgados, cuyas hojas, según las antiguas curanderas montubias, tienen propiedades curativas contra las picaduras de animales ponzoñosos. Muchos son los usos prácticos de esta vara flexible, como extensión de la mano, hasta látigo justiciero.
Recorrí la ruralidad mientras sostenía firme mi plazarte, conversando con amigos productores. Lo cierto es que el sector más importante de la economía de nuestro país aún se encuentra en indefensión, no solo en manos de la letal intermediación, sino una nueva amenaza que calladamente ha empezado a causar estragos en la débil economía del agricultor y en pocos años terminará con nuestra actividad sino actuamos ya, los holdings.
Poco a poco algunos holdings han empezado a captar importantes extensiones de tierras, a bajos precios para sembrar productos de exportación de moda o simplemente para respaldo financiero, comprados a la banca cerrada o remates fraudulentos. Tenemos ya el ejemplo de Centroamérica, donde las transnacionales bananeras empezaron a acaparar pequeños y medianos fundos, para ellos sembrar a otros costos la fruta, volviéndose los antiguos propietarios en peones de estas nuevas haciendas manejadas por holdings, es decir las tierras son desde hace unos años propiedad de empresas, terminado así con la soberanía alimentaria, la agricultura familiar, la agricultura ancestral, la gastronómica local y la cultura.
Todos, con plazarte en mano, debemos “bejuquear” las pretensiones de cualquiera que desee de manera oportunista aprovecharse del trabajo del pequeño y mediano productor, de los recursos naturales de nuestro país.
“Bejuquear” con soluciones que saquen al sector agropecuario de la postración en que se encuentra y evitar que los holdings se adueñen de Ecuador.