El estado de inestabilidad en la República Banana, como resultado de esas raras pandemias, denominadas egoísmo politiquero, ambiciones de enriquecimiento ilícito y falta de civismo, es tan grave, que justamente las autoridades y funcionarios gubernamentales, ni siquiera lo perciben, porque los afectados directos no son ellos, sino los  “mandantes”.

A no ser por los “intrusos”  medios de comunicación y los “imaginarios” medios online, que difunden en las redes de internet, lo que pasa tras las cortinas del poder, jamás nos hubiésemos enterado, que el “ovillo” conductor de uno de los “carretes”  político, que gobernó el país, entre 2007 y 2017,  se ha revuelto tanto de corrupción e impunidad, pretendiendo que  sus actos  cínicos, lo viéramos como algo normal. 

El otro “ovillo”  gubernamental, que empezó desde el 2017 hasta la presente fecha, no logra encontrar la punta del bienestar y la equidad social, sigue tan enredado, igual o peor que su antecesor y “coideario”, entre otras cosas, porque ha remendado la mayoría de su “carrete”, con los mismos burócratas de mala calidad, que a cada rato rompen el compromiso ético con la patria, originando gran perjuicio, especialmente a la economía social.

En cuanto a Manabí, ya resulta bastante sospechoso, ante tantas evidencias, que no emprendan la ruta, en busca de la punta del ovillo,  para recuperar el dinero descaradamente malversado en la Refinería del Pacífico, en el Fondo de Solidaridad, en universidades, aeropuertos, hospitales, locales de educación, represas, vías y puentes.

Por eso es necesario y urgente ir en busca de la punta del ovillo, pero con un nuevo “carrete” político, donde sus “hilos” estén robustecidos de democracia, de moral, de justicia, de equidad, especialmente de patriotismo, que serían los elementos humanos que nos hacen falta, para fortalecer los poderes del Estado y blindarlo de la demagogia, de la impunidad, del populismo y de todas esas pandemias, que lo han colapsado politiqueramente.