Hoy la Subsecretaria del Deporte está decretando la reducción del personal en aras de darle mayores ingresos económicos a la actividad deportiva y sacar la participación de la política de estas entidades; esto último, difícil de lograr por ahora, debido a la estructura de la Ley del Deporte actual, que estipula cómo está constituida la Asamblea y el Directorio de la mayoría de organismos deportivos.

Lo único que puede terminar la inclusión de los políticos en el deporte es una nueva ley con otra organización, en la que no debe estar ningún delegado estatal representando algún organismo gubernamental y que se dé prioridad a la parte técnica, que es la razón de estas entidades deportivas; así también que el Estado desvincule el presupuesto al deporte y su financiamiento vuelva a ser establecido por el impuesto a las llamadas telefónicas.

El recurso que auspiciaba la actividad deportiva hasta antes del año 2010 era el impuesto de las llamadas telefónicas. El presupuesto asignado a cada organismo deportivo alcanzaba para construcción de nuevas instalaciones deportivas, adquisición de implementos deportivos, ayudas económicas, apoyo para preparación y competencias deportivas. Con la instauración de la nueva ley en el año 2010, el Gobierno estatizó el deporte, dándole los recursos y ubicándolo en el presupuesto nacional. Cada organismo deportivo seguía recibiendo los mismos valores que tenía hasta antes de inicio de la nueva ley, pero dicha asignación cada año iba disminuyendo, ya que el Estado hacía recorte presupuestario a todo su estamento por problemas de liquidez.

A más de eso, por los compromisos políticos, estos organismos deportivos comenzaron a triplicar y cuadruplicar su personal, sobre todo en la parte administrativa. Había y hay 4 y hasta 5 personas para hacer una misma actividad. Eso dio como resultado que el presupuesto para el deporte invirtiera su aplicación, si antes era 70 % para gasto de inversión, o sea fomento deportivo y 30 % para gasto corriente, esos valores en la actualidad  cambiaron, el 70 % son para gasto corriente y 30 % para inversión, dejando a la actividad deportiva sin recursos para su desarrollo.

La reducción de personal, aunque sea dolorosa para muchas personas que tienen su trabajo, también es propicia para la actividad deportiva, que tendrá más recursos para el fomento deportivo.