Las transferencias, el uso de la llamada billetera electrónica y las tarjetas son medios de pago electrónico a los que se recurre cada vez con mayor frecuencia, favorecidos por el avance de la tecnología y la apertura de los sistemas financieros hacia formas de transacción más convenientes.

Como todo recurso que involucra dinero, los pagos electrónicos tienen sus potenciales riesgos; y, como un mecanismo nuevo, también genera dudas y resistencia. Pero, en la otra cara, disminuye el riesgo de asaltos y de estafa.

El Estado ecuatoriano gasta alrededor de 12 millones de dólares cada año en obtener el dinero físico y ponerlo a disposición del público. Los billetes sufren un rápido deterioro que lleva a sacarlo frecuentemente de circulación y comprar nuevos. La cifra sería menos si se aplicaran incentivos, como el que anuncia el Gobierno, para quienes utilicen opciones que no impliquen dinero en efectivo.

Por ello, es necesario que se motive a los ciudadanos a recurrir más a transferencias bancarias o dinero electrónico. Será más barato y seguro para los ciudadanos y disminuiría el gasto público.