Actualizado hace: 935 días 13 horas 43 minutos
Pedro Vincent
Pedro Vincent
Por: Irina Bowen
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Martes 16 Julio 2019 | 04:00

Dedicar este artículo en su espacio, a quien con su pluma reclamaba y defendía su tierra, es una deuda que tengo con el caballero y amigo Pedro Vincent Bowen; porque coincidimos siempre en que desde estos espacios de opinión podíamos hacer la defensa de las obras de nuestra provincia, el grito silencioso de quienes reclamamos con altura y quienes no desmayamos en la defensa de los intereses de Manabí.

Afable caballero, impecable en su presentación, elegante en su andar y muy especialmente conocedor de las necesidades y derechos de nuestra provincia, tenía tiempo siempre a pesar de sus años de estar presente en aquellas reuniones donde se discute sobre política, donde se defienden las obras, donde se preserva la historia, donde se enfrentan las opiniones, y con el mayor de los respetos decía lo que pensaba a través de sus escritos.
A pesar de ser parientes, nos identificaba más el espacio de opinión que compartimos en El Diario; sus ideas de un Manabí desarrollado trascenderán siempre, pues deja un legado que seguiremos quienes creemos que a través de la palabra, la opinión y el análisis podemos romper barreras y enseñar a las demás generaciones que se puede cambiar el  mundo si todos nos permitiéramos leer un poco más, conocer y comparar la historia sin olvidar nuestras raíces, hacer un análisis objetivo dejando de lado pasiones enfermizas o fanatismos políticos que poco o nada han hecho por nuestro país y más bien han causado un daño irreversible y un enfrentamiento entre hermanos, que tomará mucho tiempo poderlo superar.
Yo me quedo con la imagen del caballero sonriente, amable y respetuoso, que dejó sus letras como el mejor recuerdo de su paso por esta vida, y como él me decía siempre “parientita, nunca deje de escribir” es una forma de levantar la voz en silencio, porque sin hablar podemos gritar al mundo cuánto  falta por hacer, cuánto tenemos que reclamar, cuanto también tenemos que aportar; porque el verdadero manabita es un guerrero que no se rinde.
Nos va a hacer falta Pedro Vincent con sus escritos, nos va a hacer falta este noble caballero que gentil y galante imponía una presencia de aquellos hombres distinguidos, hasta me atrevo a decir que era el referente de aquellos hombres de antaño que con su donaire y elegancia nos hacían recordar esas épocas de oro, que la moda, el modernismo y la tecnología nunca lograrán hacer olvidar.
Mi querido pariente, solo me resta decir hasta siempre, pronto podremos talvés encontrarnos en ese lugar más allá de la vida.
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