En este lugar estarían los cuadros de poetas como Julio Micolta, Antonio Preciado, Josefina Martínez, Diógenes Cuero, Adalberto Ortiz, Nelson Estupiñán, y los cultores Guillermo Ayoví (conocido como “Papá Roncón”), Petita Palma, Rosa Wila, Santiago Mosquera, Remberto Escobar y otros.

Zulinda Castillo Quiñónez, directora del plantel, contó que los cuadros de los cultores esmeraldeños serán parte del museo denominado Rescatando nuestras raíces afro, que se empezó a armar hace cuatro meses en este plantel y que es parte del proyecto de etnoeducación del Ministerio de Educación.

 

Homenaje. En diciembre pasado los poetas Julio Micolta, Antonio Preciado y la cultora Petita Palma fueron homenajeados por las autoridades de la unidad educativa Juan Montalvo por su labor literaria y de difusión de la cultura esmeraldeña.

“Este museo es similar al de la unidad educativa Consuelo Benavidez, de la ciudad de San Lorenzo, donde se instaló uno denominado Guardianas del saber”, comentó la docente. Aquí también hay instrumentos de marina, de cocina ancestral, de labores agrícolas y pesca, y otros que aún usan las familias afroesmeraldeñas en sus actividades diarias.

 

Proyecto. Doce establecimientos escolares fueron seleccionados por el proyecto de etnoeducación, cuyo objetivo es que el pueblo afroesmeraldeño conserve sus tradiciones culturales.

Con el conservatorio de música del Municipio de Esmeraldas se busca que los alumnos de primero de básica aprendan a entonar instrumentos que ahora 

se fusionan con la marimba. 

Según Castillo, se quiere que interpreten el poema Matábara del hombre bueno (de Antonio Preciado) en las fiestas de Esmeraldas, el 5 de agosto.

Igual reconocimiento esperan también las nacionalidades indígenas chachi, épera y awá, asentadas en Esmeraldas.

“Queremos que se respeten las diferentes culturas. En Esmeraldas se promociona más lo afroecuatoriano y muy poco se visibiliza a las tres nacionalidades que viven en Esmeraldas (awá, épera y chachi)”, dijo Zulinda Castillo.

 

Historia. La mención de las personas de ascendencia africana en Ecuador se remonta a mediados del siglo XVI, cuando un barco que transportaba esclavos encalló en la costa ecuatoriana. Los esclavos se rebelaron y escaparon a tierra, en donde crearon un próspero asentamiento que atrajo a los esclavos que habían escapado de otras partes de América del Sur dominadas por los españoles. Más tarde, los misioneros jesuitas establecieron plantaciones de azúcar e importaron esclavos del África para que trabajasen. 

Los afroecuatorianos han mantenido sus influencias culturales africanas durante los últimos 400 años y han dado origen a una nueva cultura híbrida que se pone de manifiesto en la vivaz música conocida como marimba.