Divide y vencerás. El alcalde Agustín Intriago hizo uso de aquello y logró que eligieran el vicealcalde que quería, a Raúl Castro, un médico de perfil bajo. Nada que reprocharle al alcalde: esto es política, no un club de almas caritativas. De 11 concejales, solo hay dos de su movimiento. Casi nada. Así que logró convencer, negociar, tranzar, póngale usted el calificativo que quiera, con cinco concejales más para que Castro sea elegido. En minoría quedaron los correístas, que buscaban que Bosco Vera fuera el vicealcalde. Ellos eran cinco, pero uno, Miller Andrade, votó por Castro, así que cayó en desgracia con los suyos. Una sugerencia para Andrade: es mejor que saque de su oficina la fotografía de Rafael Correa y cuelgue la del alcalde. En la sesión de la elección del vicealcalde quedaron demostradas las diferencias entre Intriago y los correístas. Tanto fue, que el alcalde llamó “majaderito” a uno de sus simpatizantes. Me parecen bien esas diferencias; cansados estamos en Manta de concejales dóciles que en las sesiones repetían siempre a la hora de votar “a favor”, y en cuyo diccionario no existía la palabra fiscalización.